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Milán y Venecia: dos destinos clásicos que pueden vivirse de otra manera

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En el listado básico de ciudades que hay que visitar en Europa, tanto Milán como Venecia son nombres que no pueden faltar.

En nuestro caso, fue la gira 2025 ORCHESTRAL TOUR por Europa y Norte América de Sigur Rós la excusa para aterrizar en tierras milanesas y, aprovechando la cercanía y las buenas conexiones por tren que siempre tiene Italia, dar el salto a la ciudad de los canales y las góndolas.

¿Qué podemos decir del concierto? Pues que es una pasada escuchar el repertorio de Sigur Rós acompañado por una orquesta filarmónica. Que compactan perfectamente. Que la idea de hacer esa conjunción fue de pleno al 15. Y que llegamos a una conclusión rotunda: que todos los que somos fans de este grupo islandés no podíamos perdernos una cita como esta, a pesar de las numerosas ocasiones en las que los hemos visto en directo a lo largo de los años.

Milan duomo Nordur webDos días fueron suficientes para ver lo típico de Milán: el Duomo, la Galería Vittorio Emanuel II, la Piazza Mercanti, el Castillo Sforzesco y el Parque Sempione que lo rodea, el Teatro de La Scala o la Iglesia Santa María delle Grazie para entrar en contacto con La Última Cena de Leonardo da Vinci.

Pero siempre nos gusta ir más allá de lo turístico y siempre buscamos algo que haya que ver pero que ofrezca una visión más local. Por eso recomendamos dar un paseo por el barrio de Brera (aunque no por las calles principales, sino por las escondidas que cuentan con rincones muy especiales) o recorrer la ciudad en tranvía que convive con el resto de transportes públicos y lo usan extranjeros y lugareños por igual en su día a día.

También es digno de visitar su Cementerio Monumental. ¿Un cementerio? Sí, porque el nivel artístico de sus tumbas sólo puede compararse con el de algún camposanto parisino.

Milán es una ciudad diferente de Italia. Su situación geográfica la hace distinta a la parte del Sur o la visión que tenemos de Roma. El caos conduciendo es el mismo, pero tienes la sensación de estar más en una ciudad centroeuropea por la arquitectura, la luz, sus calles…

aperol milano nordur webY si hay algo que hay que hacer sí o sí, es tomar el aperitivo en el barrio de Navigli. Es un barrio más alternativo al que acuden los milaneses, que cuenta con un canal principal y muchas terrazas y restaurantes en los que disfrutar del «aperitivi» que consiste fundamentalmente en un Spritz Apperol con algo de picoteo (unas aceitunas, patatas, frutos secos, algo de queso… depende del sitio). Sabemos que suena a guiri, pero es que es una costumbre muy local y, dependiendo de la hora, sale muy bien de precio. Aquí en España sería nuestro equivalente a la cerveza o el vermú del afterwork o el vinito de antes de cenar.

Y como no, la gastronomía, lo que menso, pizza y pasta, lo que sí, 100% un risotto de los de toda la vida y exquisito en la Risotteria Melotti. Y los helados (¡ay el helado!), como en Artico, gelateria tradizionale.

Y, por cierto, sí, Milán es la ciudad del lujo y de las grandes marcas, pero eso les pertenece a otros.

Y llegamos a Venecia, que más allá del espectáculo clásico que te esperas, también puedes hacer alguna cosilla distinta. Desde NORDUR vamos a ahorrarnos decir que hay que ver la Basílica de San Marcos y su plaza, el Puente de Rialto, el Gran Canal, el Campanile, la Torre del Reloj, el Palacio Ducal o el Puente de los Suspiros.

Mejor, vamos a lo práctico para tener una experiencia un poco más lejana al circuito típico y, en algún momento, más tranquila.

libreria aqua alta Venecia nordur webComo por ejemplo la Librería Acqua Alta. Cuenta con muchos turistas (cierto), pero es un sitio curioso que hay que aprovechar para acercarte y hacerte una idea de la otra Venecia, la que inunda el agua en determinadas épocas.

Aunque está en la parte más al Norte de Venecia, merece la pena acercarse al Barrio Judío para conocer su historia y tener otra visión de la arquitectura típica veneciana. Y, estando allí, pasear por el barrio de Dorsoduro. Dicen que es un barrio universitario pero nuestra sensación fue la de estar en un barrio de vecinos, donde se vive de verdad, donde hay fruterías, comercio de proximidad para dar respuesta a la demanda de los venecianos que intentan vivir su día a día en una ciudad dominada por turistas. Y de paso entrar en la Iglesia de la Madonna dell’Orto, donde quedarte con la boca abierta viendo las impresionantes obras de Tintoretto, que vivía justo al lado.

Para pasearte por el Gran Canal a un precio razonable (sin pagar 90 euros por 30 minutos en una góndola), mejor usar el transporte público ya que las líneas 1 y 2 te hacen un recorrido amplio por el Gran Canal. Para comer, una vez más hay que alejarse de las pizzerías e ir a los bacari, que son los bares típicos venecianos para tomar cicchetti, como unos pinchos y por unos 2 euros cada uno como por ejemplo en Al Mercà, muy cerca del puente Rialto.

En conclusión, son ciudades muy turísticas, pero que reconocemos que hay que verlas y que merecen mucho la pena.

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